
El vino
Nunca me embriago con el vino,
Porque se bien de su proceso largo,
Que el paladar se queda sin sentido,
Si en un gesto triunfal… yo me lo trago.
Anflope
MIS REFLEXIONES
Seguiré siendo lo que siempre fui buscando mi camino, perseverando, le daré sentido a mi existencia, buscaré la aventura a mi inquietud quebrantando la ley sedentaria con el movimiento continuo, me adentraré más y más en mis convicciones y aunque me quede solo, me instalaré en la osadía, respetándome a mi mismo alentaré a mi ego para no caer en conformismos. Quiero ser tan grande como la nada para que nunca algo pueda derribarme antes de llegar a ningún sitio. Ayer, no será diferente a mañana, si no pago el peaje de mi ración de oxigeno. No quiero ser solo un transmisor de genes, sino impregnar mi entorno con algo propio e intransferible y… seguiré por siempre buscando el horizonte, con el temor de poder alcanzarlo.
Cabalgando por Doñana
“Cabalgar por Doñana es la simbiosis perfecta entre el hombre y la naturaleza es la armonía entre el silencio y el viento, la realidad bucólica que invita a soñar despierto a través de los interminables pinares entre dunas y camarinas, donde las puestas de sol te envuelven con sus colores para llevarte más allá de lo imaginable. Si vienes a Doñana se instalará en tu corazón un sentimiento de amor tan grande que no podrás olvidar jamás y en tus pupilas quedará para siempre el recuerdo que te unirá a esta tierra de contrastes, donde la naturaleza continua en estado puro”.
Serían las ocho de la mañana cuando me subí al caballo en el Rocío, al llegar a la boca del lobo, mi memoria rebobinó al tiempo. Advertí a mis neuronas y en mi cerebro comenzaron a entrar impulsos eléctricos por todos los sentidos.
La pupila me brindó en panorámica la inmensa llanura de almajo y castañuela, la luz del horizonte me ofreció el misterioso espejismo de mi adolescencia. Me adentré marisma adentro y recibí el inconfundible olor de la tierra mojada, se despertó mi nostalgia y me lancé al galope a buscar mi niñez para llenar los rincones desiertos de mi memoria vacía por la ausencia de tres lustros sin verla. Cabalgué sin descanso a lomos de la inercia y el aire marismeño me abrazó con ternura, el caballo se paró sudoroso y resopló, giró sobre sí mismo con una cabriola pinturera invitándome a contemplar todas las pequeñas cosas que hacen tan grande y tan hermosa a la marisma.
El caballo chapoteó en el fango y de nuevo me empapó el olor de la arcilla, mi corazón aumentó las pulsaciones y la ansiedad me invitó a seguir marisma adentro mientras me preguntaba: ¿quién soy yo sin ti? ¿Qué, sin tus recuerdos? Yo, que soy barro de tu barro, agua de tu agua, modelado por tu arena y por tus vientos, jinete de la bruma que me confunde con el horizonte, que se esfuma y se diluye, que me aleja y me acerca llenándome de ti esta mañana, que me brindas tu energía, la que me transformará en árbol con cien ramas para acoger nidos y dar cobijo a los ardeidos enfrentándome a los fríos y los vientos y, si un día el rayo que viaja en la tormenta me quema las entrañas, regeneraré mi esqueje y en la arena, transformaré de nuevo esa energía.
Y si no puedo ser árbol, seré hierba, microbio, insecto, qué puede importarme si soy feliz esta mañana, me conformo con ser una simple hoja... para que el viento me mueva por...Doñana.
Anflope
De mis conversaciones con mis queridas plantas
Hola, me llamo glicinio, aunque mi nombre científico es wisteria Sinensis, soy originario de la tierra del sol naciente, pero vivo al sur de poniente, entre barrones y camarinas. Como saben, soy sedentario, pero imagínense cuanto tuve que caminar para llegar a este precioso lugar. Mi vida ha sido azarosa y complicada, pero después de sortear tan peligrosos caminos, encontré un lugar donde disfruto de la hermosa quietud, entre dalias petunias y jazmines. Aunque vengo de muy lejos, me siento de aquí, porque todos los seres vivos pertenecemos a este maravilloso planeta común, me he tenido que adaptar a nuevos vientos, escarchas y pobres suelos, pero ha valido la pena, ahora, cada primavera contribuyo con mis racimos de flores azules a hacer mas bello este lugar y cuando barrunto a mayo, creo con mis hojas una exquisita sombra fresca y así permanezco hasta diciembre, cuando vuelven las frías heladas y los grandes vientos para llevarse mis hojas y diseminar mis semillas para continuar avanzando metro a metro, en nuevas tierras, viejos vientos, templadas mañanas donde a florecer de nuevo, semilla a semilla, esqueje a esqueje, primavera a primavera…
La quietud es mi templanza,
El suelo, mi pacha mama,
El frío, mi destemplanza,
El viento, fiel aliado,
Que me desguaza o me canta,
El que me lleva y me trae
Entre montañas y llanos,
Con su música y sus danzas.
Si alguna vez pierde la esperanza, recuerda que siempre hay un camino para buscar la utópica felicidad, si al final de cada trayecto no la encuentras, vuelve al camino, porque lo verdaderamente importante es, que la esperanza viaje contigo. A.F.Peláez